viernes, 4 de mayo de 2007

La Pantoja y el estado de la nación

Estamos de enhorabuena. No paran de ocurrir cosas interesantísimas con las que llenar horas y horas de televisión y páginas y páginas de periódicos. Y eso es siempre una buena noticia.

Y ahora le ha tocado a la Paquirrina, a la Pantoja de España y de toda la vida. Qué dolor. Como decía aquel, algo no va bien en este país cuando se detiene con nocturnidad a una personalidad como la Pantoja.

Y yo me pregunto... (porque me gusta hacerme preguntas tontas) ¿por qué de repente nos ponemos todos nerviosos porque detienen a una señora cuyo único mérito en la vida es cantar (o intentarlo) y haber sido mujer de un torero? ¿Por qué nos extraña que detengan a una mujer cuya pareja lleva meses en la cárcel acusado de toda clase de malversaciones y estafas? ¿Por qué nos indigna que la hayan citado para declarar? ¿Por qué no nos alucina que haya pagado 90.000 euros (con los que muchos de nosotros nos pagaríamos media hipoteca o más) en un abrir y cerrar de ojos y se haya marchado a su casita enseguida?

Me encanta que todos los gallineros de este país se hayan agitado al ritmo de la declaración de la Pantoja. Me resulta hilarante que muchas personas crean que esta mujer es respetable solo por cantar. Pero, a ver. ¿No es esa mujer que ha vendido vida y milagros, suyos y de toda la familia, al mejor postor durante años? ¿No ha estado meses compartiendo vida y casa con un chorizo con mayúsculas, que era además un macarra que iba enfrentándose a pseudoperiodistas y cámaras por todas partes? Seriedad, caballeros. Si la han detenido, por algo será. Si está en libertad con cargos después de pagar 15, sí, 15 millones de las antiguas pesetas (esta frase me copa, como dirían Les Luthiers...), deberíamos pensar que algo huele mal en Dinamarca, o en Cantora, o en como **** se llame la casa en la que está atrincherada.

Pero en fin, estas noticias son las que dan color a la vida, y las que permiten que Corbacho imite a Jorge Javier Vázquez y todos nos echemos unas risas.

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