viernes, 18 de mayo de 2007

De la libertad de prensa y otras minucias

Vuelven las elecciones cual turrón navideño a llenar nuestras pantallas y nuestras radios de mensajes tan vacíos de contenido que si intercambiamos los nombres de los partidos y sus logotipos, cualquier anuncio puede aplicarse a cualquier formación política.

En Catalunya, además, vuelven las quejas de los periodistas de la radio y la televisión públicas, que todas las elecciones se quejan de lo mismo: que desde el gobierno les controlan la manera de dar la información referente a la campaña electoral. En Catalunya (no sé cómo funciona en el resto de España), los programas informativos están obligados a presentar la información de la campaña en el orden que marca la cantidad de votos de cada formación. Así, la primera noticia debe corresponder siempre a la fuerza política que más votos obtuvo en las últimas elecciones, y la última noticia, al partido más humilde en cantidad de votos.

También el tiempo se estipula en función de la importancia de la fuerza política. Los partidos con más votos tienen más tiempo de información, mientras que los partidos pequeñitos tienen apenas unos segundos para desgranar propuestas o verter descalificaciones. Toma libertad de prensa. Toma derecho a la información.

La protesta de los periodistas del ente público es radical: dejar de firmar sus reportajes. Nadie sabe quién ha cubierto qué noticia. Una decisión valiente y guerrera.

Así llevan años, y siguen sin hacerles caso (bueno, ¿a alguien le extraña?). Y digo yo, ¿y si realmente no cubrieran esas noticias? ¿Y si un año se plantaran y dijeran que no van a informar de la campaña electoral porque no pueden hacerlo con garantías de independencia y objetividad? Sí, de acuerdo, se vulneraría nuestro derecho a la información, pero bueno, las teles ya deciden lo que es noticia y lo que no, ¿qué diferencia habría?

Pues la única diferencia que podría haber sería la respuesta de los políticos. Déjenles un par de días sin su minuto de gloria en el Telenotícies Migdia, y ya verán lo rapidito que nos cambian todo lo que les pidamos.

En fin, que aplaudo que los periodistas se quejen y se reboten, pero no sería mala idea que les dieran donde más duele y les obligaran a retirar esas directrices injustas e inmorales que atentan contra la libertad de prensa de la manera más elemental.

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